Date una vuelta por casa y toma nota de aquello que no te convence. A lo mejor tienes algo a lo que le has cogido manía, que quieras cambiar de sitio, que ya haya cumplido su función o un cambio de muebles que te apetece probar.
Una vez que la mente empieza a trabajar no para, así que es posible que en poco tiempo pones todo patas arriba. Haz una lista con los posibles cambios y sigue tu intuición.
Cambia hasta que des con lo que te hace sentir bien, no pienses en lo que se lleva sino en lo que te a ti te gusta. Si coincide, estupendo, pero sino no tengas miedo a ir a un curso de biodescodificación, ser tú misma.